miércoles, 18 de mayo de 2011

wath the bleep do we know

Ahora me pasa que cuando escribo estás palabras sé que muchos van a leerlas y siento mucha responsabilidad con lo que voy a decir y siento vértigo. Ahora me pasa que siento que debo buscar como pegar una palabra detrás de otra y que no sólo diga algo sino que encima esté bien escrita y con una melodía agradable. Sé que la comunicación dejó de importarme de tal manera que ya ni me interesa lo que decir o hacer. Estudio la vida de Rimbaud. Es decir, sé lo que sabemos algunos, que Rimbaud escribió un libro cuando tenía 19 que parece que es buenísimo y luego se pudrió de todo y se fue a traficar esclavos al África. Pienso en la no creación. O en el crear a través de otras artes. Miro los cuadros. Miro las fotos de los cuadros consagrados por millones de personas. Miro las artes geniales que apenas hemos visto unos cientos, miro mis propios dibujos, miro a las empresas transnacionales, a los movimientos antiglobalización, a la fragilidad del sistema financiero, a la ley, al engranaje que hace que todo esto parezca que funcione, y es todo tan pequeño. Miro una película en donde todo lo explica que me parece que es fascinante, estamos hechos de nada. Somos nada o solamente somos un pedazo de pensamiento. Un cúmulo de energía viajando en un intrínsico recorrido de venas y capilares que forman una prefecta red por todos los decímetros, centímetros y milímetros cúbicos de lo que estamos hechos, o sea de nada.

Y sin embargo me levanto a la mañana y sigo sintiendo frío y sigo viendo como los días pasan y la cosa parece que es así no más, que somos un pedazo de nada y que nos vienen mintiendo desde siempre unos cuantos imbéciles que fabrican armas para matar a la gente y las obviedades son tan obvias que ni caso tiene decirlas.